"Cuando lo conocí, me dirigía, en autómovil, por la carretera que viene de Zapote y desemboca en Plaza Víquez; más exactamente, en los semáforos que se encuentran antes de llegar a la Clínica Carlos Durán. Darwin se encontraba vendiendo plátanos a cien colones la bolsa. Cuando lo observé, me di cuenta de que esperaba que el semáforo se pusiera en rojo para acercarse a los vehículos que hacían fila y poder ofrecer su producto. Le calculé aproximadamente unos cuarenta y siete años, moderadamente alto, panzón, pero sin exageración, más bien un abdomen largo y puntiagudo al centro, donde se habían acumulado, con los años, unas buenas toneladas de arroz, frijoles y macarrones."
________________________________________________________________________________________
"Cuando lo conocí, me dirigía, en autómovil, por la carretera que viene de Zapote y desemboca en Plaza Víquez; más exactamente, en los semáforos que se encuentran antes de llegar a la Clínica Carlos Durán. Darwin se encontraba vendiendo plátanos a cien colones la bolsa. Cuando lo observé, me di cuenta de que esperaba que el semáforo se pusiera en rojo para acercarse a los vehículos que hacían fila y poder ofrecer su producto. Le calculé aproximadamente unos cuarenta y siete años, moderadamente alto, panzón, pero sin exageración, más bien un abdomen largo y puntiagudo al centro, donde se habían acumulado, con los años, unas buenas toneladas de arroz, frijoles y macarrones."
