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DONDE ELLAS (2004). Roxana Pinto. ISBN: 9968-834-688


Una mujer se enfrenta a su pasado (y a su futuro), sentada en el sofá de su casa, donde repasa su novela, recién publicada, un libro permeado por los testimonios de mujeres de diversos niveles socioeconómicos. Se inicia entonces una doble lectura: la del libro, que se acaba de editar, y la de un viejo diario, cuyo texto se recoge en el libro. El artificio le permite a la narradora, Ela, mirarse en un doble espejo. El primero es el de su vida: es día laboral y tiene que estar en el periódico a las ocho de la mañana. De ahí decide salir en busca de su pasado, en la vieja casa del barrio Amón, semidestruida por un incendio. Es allí donde, atrapado debajo de una gaveta, encuentra su diario y recuerda que, mientras lo escribía, soñaba con publicar una novela. El diario -el otro espejo- es el pasado, su vida de niña, los recuerdos de infancia. Pero su lectura se hace ya lejos, en la cabaña de Junguaniquil, donde Ela busca refugio después de renunciar a su trabajo. Ahí resurgen los personajes femeninos; Mamá Juanita, Matilde, Benigna. Cada una le sirve a la narradora para ir conformando el mensaje que quiere transmitir: repensar la situación de la mujer, dar su testimonio, mostrar su accionar, sus elecciones, su experiencia interior, como lo afirma la autora al presentar su novela en junio pasado, en Buenos Aires. "Son mujeres que hablan de ellas mismas por ellas mismas", afirma. La presencia desdibujada de personajes masculinos, sin embargo, no ayuda a perfilar lo femenino. Para eso se acude, más bien, a introducir algunas tesis sobre la actitud masculina: "todos son iguales", dice Benigna en su diálogo. Y a los estereotipos masculinos, inevitablemente, se superponen ciertos estereotipos femeninos. Me parece que la novela no logra escapar a ese dilema. El otro propósito, más ambicioso en lo formal, es el de la estructura de la novela, el juego de intertextos, no solo mediante la introducción de un diario, sino también una pequeña obra de teatro, estructura en la que Roxana Pinto logra moverse con comodidad. No hay vacilaciones de principiante en esta novela, afirma Sergio Ramírez al presentarla. Elogio grande para quien incursiona, por primera vez, en un género que no era el suyo, más conocida por su obra en el campo de la poesía.
Fragmento de la reseña de Gilberto Lopes en revista Áncora
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