Este es un poemario de la memoria, de la palabra como herramienta de lucha contra el olvido. Teniendo como centro histórico y semántico el criminal golpe de estado contra el Presidente constitucional Salvador Allende en Chile "El once de septiembre de mil novecientos setenta y tres", acontecimiento desencadenante de un proceso que llega hasta nuestros días con su estela de dolor, opresión, miseria, terror, asesinados, desaparecidos, esquizofrenia, vergüenza y desolación; el poemario va y viene desde ese Chile de combate y derrota criminal, hasta una Centroamérica de lucha y firma de una "pax" ilusoria, por lo tanto pervertida desde su propia génesis. El ejercicio de la memoria se da no solo en las imágenes desgarradas y superpuestas entre la lucha y el dolor, la resistencia y el crimen, la canción y la tortura, la palabra y el fusil, sino, y fundamentalmente, desde la reflexión que permite la distancia para entender esa espantosa dentellada contra un pueblo que iniciaba la construcción de una sociedad más justa y armónica, una sociedad que continúa siendo soñada. Por eso la memoria es una relectura de los hechos, una evocación y un cuestionamiento donde el hablante no juzga simplemente, sino que interpela a todos los actores de esa oscura circunstancia histórica, confrontándolos con el desencanto y la derrota. Texto que puede leerse como historia reciente, al estilo de la mejor épica o narrativa, “Para subir al Jomalú” es un poemario parteaguas en la poesía costarricense, no solo por las cualidades de sintaxis compleja y renovadora y de ensamblaje de imágenes con una sobriedad que va más allá, o más acá, de las experimentaciones posmodernas, sino porque incorpora a la tradición de la poesía social y política el análisis y la reflexión de hechos acaecidos históricamente y de personajes aún vivos en una cotidianidad casi cinematográfica, a veces televisiva o periodística. Es una poesía reflexiva y corrosiva que evoca y cuestiona, que canta y desencanta, que explora y reclama, que susurra y grita; es una relectura de sí misma y de la historia colectiva a partir de la misma poesía, o de la “Antipoesía”, por lo tanto memoria poetizada que nos conmina a no olvidar la tragedia ni “a sus muertos y sosteniendo la esperanza”.
Fragmento de la reseña de Adriano Corrales en la web Letras Uruguay