Para Quesada, la educación tradicional no está dando respuesta a muchas de las problemáticas que enfrenta la sociedad planetaria, por tanto, se plantea la necesidad de hacer una propuesta que tenga como fin dar soluciones a los conflictos que se presentan en la sociedad, sobre todo por la violencia que se vive. “Lo que vemos es que aunque puede ser que la intención sea otra, muchas veces la educación cae en el rol de reproducir los valores que nos tienen en este punto crítico como sociedad. Se hace un aporte para tratar de descubrir el potencial educativo que y así plantear una concepción del ser humano diferente”, argumentó el especialista. Quesada aseguró que las personas siguen condicionadas por una visión de mundo materialista y mecanicista la cual no permite desarrollar los valores que realmente deben estar presentes, por tanto, el nuevo paradigma consta de una visión más ecologista y orgánica en el entendido de que todos los seres humanos están vinculados con lo que les rodea. En los paradigmas anteriores todo es rígido y las cosas son separadas y desde esa conciencia de mundo es difícil promover cambios sostenibles. A lo que se apuesta es a que si generamos una conciencia de mayor integración ecológica es probable que los seres humanos al reconocernos parte de un todo, logremos ir haciendo transformaciones”, añadió. “El primer cambio por lograr es a nivel de la conciencia y va en dirección de que las personas logremos darnos cuenta que es más lo que nos une y nos hermana que lo nos hace supuestamente diferentes. Al hacer este cambio hacia dentro, poco a poco se realizará hacia afuera”, enfatizó.
Fragmento de la reseña de Angie López Arias en el periódico La Prensa Libre
