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En Myanmar, antigua Birmania, dos niños de 12 años, mujer y varón, dirigen la resistencia armada contra la extinción de su pueblo, Karen. Pera sus seguidores, los gemelos, a quienes Occidente identifica como Luther y Johnny, estás dotados con poderes sobrenaturales. La tradicional fiereza de los militantes birmanos contra los Karen se ha intensificado desde que las selvas y las tierras que éstos habitan coinciden con el área en que empresas estadounidenses y francesas desean construir gaseoductos. ¿No es ésta una parábola popular, o sea desde las víctimas, respecto del final de siglo? En el imaginario Karen, niños divinizados encabezan la resistencia biológica y cultural contra un gaseoducto que mata. La codicia impune desplegada por los Estados de Myanmar de Tailandia y sus socios modernizadores incluye trabajo forzado, desplazamientos masivos, descampenización, torturas, violaciones, muertes extrajudiciales. ¿No es ésta también la historia para muchos latinoamericanos?
Abisa a los compañeros, pronto se ocupa desde ángulos diversos de la esperanza sociopolítica de estos latinoamericanos biológica, social y culturalmente emprobecidos.
Nosotros Karen. La esperanza, dice uno de sus textos, es lo último que se consigue. Pero es también el fundamento del ser humano.
Abisa a los compañeros se ocupa de cómo en América Latina la resistencia se ha acrecentado y hecho memoria social con la esperanza.
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