Poco importa lo que pase del lado de acá, lo importante siempre sucede en el otro patio. Ese otro patio desde donde distingo a María Grande, desde donde se escucha la nana de esqueletos, chinas perdidas y elefantes que se despiertan en las pesadillas. Esta obra carece de ese tufo intelectualoide de la poesía que se escribe desde hace años en Tiquicia, y qué dicha, le hace falta academia. De hecho, el lenguaje en estos poemas le debe más a una visión infantil que a cualquiera de los libros del canon. María Morales nos entrega un primer libro impecable, sutil donde debe serlo y brutal donde lo necesita. Ahhh…, dos tazas de café y un cigarrillo, otra forma mortal de decir que estás solo.
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Poco importa lo que pase del lado de acá, lo importante siempre sucede en el otro patio. Ese otro patio desde donde distingo a María Grande, desde donde se escucha la nana de esqueletos, chinas perdidas y elefantes que se despiertan en las pesadillas. Esta obra carece de ese tufo intelectualoide de la poesía que se escribe desde hace años en Tiquicia, y qué dicha, le hace falta academia. De hecho, el lenguaje en estos poemas le debe más a una visión infantil que a cualquiera de los libros del canon. María Morales nos entrega un primer libro impecable, sutil donde debe serlo y brutal donde lo necesita. Ahhh…, dos tazas de café y un cigarrillo, otra forma mortal de decir que estás solo.
