Un texto delicioso de muy rica lectura. Entre los cuadros bien plasmados de la cotidianidad pueblerina, fosforecen aquí acullá, alusiones a brujas, espantos y diablos, a encantamientos, cuevas y milagros negros entreverados con los rezongos mojigatos y simples del cristianismo campesino de los ticos. Ese realismo mágico va más allá de esas particulares escenas: desde el inicio de la narración, con la muerte de la matriarca, hasta las invocaciones de Ara Macao, una lapa como todas repetidora y necia, pero con gran sabiduría.
Nota en Librería U.C.R.