Cuando llegué a Costa Rica, en los años 90, estaba comiendo con los profesores en la “calle de la Amargura” y pasó uno de estos niños, y me afectó mucho su pobreza. Así que me propuse hacer algo y empecé a ver cuál iba a ser mi aporte. Comencé a hacer como una investigación sencilla para un artículo, pero cuando hice el trabajo de campo en la cárcel y en precarios, como La Carpio, se me escapó de las manos y se convirtió en un ensayo extenso. Posteriormente me di cuenta que hay muchos ensayos muy buenos de expertos acerca de este tema, pero que no había novelas sobre los niños de la calle. Creo que a través de la novela uno puede expresar más cosas. Esta novela presenta el lado más oscuro de la problemática. Es un libro escrito en primera persona para que sean los sin voz y sin techo los que digan su dolor; es una forma de darles la palabra. Para esto, en la búsqueda de la verdad tuve que disfrazarme de cura y hasta de un turista con instintos perversos. Como decía Descartes, no soy un filósofo de oficina. Flaubert, para describir el suicidio de Madame Bovary, tuvo que ir como 10 veces a los hospitales para describir cómo fue ese momento. Durante dos años yo hice investigación de campo y documental: visité precarios, conversé con niños de la calle y consulté mucha documentación. La novela habla de cuatro niños: Beto, quien se convierte en delincuente, pero también de Anthony, Pablo y Carlos. Por ejemplo, Anthony creció y se convirtió en constructor; Pablo se hizo un gran bandido y Carlos llegó a ser agente de turismo. Espero que esta novela sea un grano de arena acerca de este tema. Lo que más me gusta es lo que me dijo una joven de 17 años después de leer el libro: “Se me salieron las lágrimas; es un grito del corazón”. Creo que Sin voz ni techo es un grito del corazón de los niños de la calle.
Fragmento de la entrevista hecha por Doriam Díaz al autor en periódico La Nación
SIN VOZ NI TECHO (2006). Nacer Wabeau. ISBN: 9968-834-807
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c. NOVELA
Nacer Wabeau