Editor: Alexander Jiménez Matarrita.
Al abrir las primeras páginas del libro Sociedades hospitalarias. Costa Rica y la acogida de inmigrantes, editado por Alexánder Jiménez, es inevitable que la lectura encuentre sintonía con la idea del movimiento. Y cómo no, si se trata de un libro que aborda las migraciones, que nos habla de muy diversas experiencias de estadías en el "mundo del otro". La diversidad étnica, cultural y lingüística de los habitantes de estas subregiones ha estado presente, y son una constante. Pero todos sabemos que "la mezcla" no suele ser integrada solidariamente -provoca incomodidades-, por eso es necesario volver a ver "las facetas sombrías" -para citar a uno de los autores del libro-; hay que sospechar de la Historia que nos ha sido contada. Es en este sentido que en esta compilación de artículos, la Historia se ve transformada, es otra, y todas las voces que allí se recogen, desde los niños con quienes trabaja y comparte Carlos Sandoval; las herencias indígena y africana a las que alude Carmen Murillo; la humanización de las cifras que procesa Edgar Gutiérrez; la problematización de los elementos para una política migratoria integral que desarrolla Abelardo Morales; la propuesta que nos ofrece Patricia Alvarenga -ese "mirar hacia nosotros y hacia los otros en perspectiva histórica"-; el compromiso de Gioconda Úbeda con la promoción de reformas políticas y jurídicas para la creación de esa política migratoria tan ausente y necesaria; la experiencia de la inmigración y emigración españolas presentada por uno de sus protagonistas, Antonio Marlasca, como también el diálogo lúdico e irónico que establece Roberto Fragomeno entre las percepciones de "los argentinos de los costarricenses" y "los costarricense de los argentinos", son para mí, las voces de una muestra orgánica de cómo nuestras sociedades, y en este libro especialmente la costarricense y la nicaragüense, han estallado en escenarios. La idea clásica de sociedad que presupone una escena única y nacional ya ha caducado. Frente a la construcción de sociedades consolidadas por la fuerza, que unió territorios y culturas diferentes y que destruyó resistencias, este libro despliega los enfrentamientos y contradicciones de los procesos de una globalización que nos habla de la desterritorialización de las culturas, que cuestiona la idea de una comunidad atenida a un territorio, a una lengua y a ciertas tradiciones.
Fragmento de la reseña de Alexandra Ortiz en revista Áncora
Al abrir las primeras páginas del libro Sociedades hospitalarias. Costa Rica y la acogida de inmigrantes, editado por Alexánder Jiménez, es inevitable que la lectura encuentre sintonía con la idea del movimiento. Y cómo no, si se trata de un libro que aborda las migraciones, que nos habla de muy diversas experiencias de estadías en el "mundo del otro". La diversidad étnica, cultural y lingüística de los habitantes de estas subregiones ha estado presente, y son una constante. Pero todos sabemos que "la mezcla" no suele ser integrada solidariamente -provoca incomodidades-, por eso es necesario volver a ver "las facetas sombrías" -para citar a uno de los autores del libro-; hay que sospechar de la Historia que nos ha sido contada. Es en este sentido que en esta compilación de artículos, la Historia se ve transformada, es otra, y todas las voces que allí se recogen, desde los niños con quienes trabaja y comparte Carlos Sandoval; las herencias indígena y africana a las que alude Carmen Murillo; la humanización de las cifras que procesa Edgar Gutiérrez; la problematización de los elementos para una política migratoria integral que desarrolla Abelardo Morales; la propuesta que nos ofrece Patricia Alvarenga -ese "mirar hacia nosotros y hacia los otros en perspectiva histórica"-; el compromiso de Gioconda Úbeda con la promoción de reformas políticas y jurídicas para la creación de esa política migratoria tan ausente y necesaria; la experiencia de la inmigración y emigración españolas presentada por uno de sus protagonistas, Antonio Marlasca, como también el diálogo lúdico e irónico que establece Roberto Fragomeno entre las percepciones de "los argentinos de los costarricenses" y "los costarricense de los argentinos", son para mí, las voces de una muestra orgánica de cómo nuestras sociedades, y en este libro especialmente la costarricense y la nicaragüense, han estallado en escenarios. La idea clásica de sociedad que presupone una escena única y nacional ya ha caducado. Frente a la construcción de sociedades consolidadas por la fuerza, que unió territorios y culturas diferentes y que destruyó resistencias, este libro despliega los enfrentamientos y contradicciones de los procesos de una globalización que nos habla de la desterritorialización de las culturas, que cuestiona la idea de una comunidad atenida a un territorio, a una lengua y a ciertas tradiciones.
Fragmento de la reseña de Alexandra Ortiz en revista Áncora