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LA SEÑORITA FLORENCIA Y OTROS RELATOS (2003). Dorelia Barahona. ISBN: 9968-834-513

Sus 12 textos me han hecho viajar por hospitales en los que aún Florencia lee las cartas y pronostica números de emergencias los fines de semana; por la cola de Greta Garbo, la perra afgana, que se vanagloria de la bigamia de su Margarita mientras mastica una flor. Me ha hecho estar en Quepos, donde es posible cambiar un collar de estrellas por un águila arpía y por una carretera desierta, mientras Sandomingo le mete la mano en las piernas a cualquier adolescente. Caminar por la orilla de la playa atado a las manos de Esmeralda, mitad mujer, mitad circe, mitad sirena, quien es capaz de hacernos el amor tan de prisa como el instante en que entra y sale aire por la nariz de un venado. Sus cuentos-apóstoles nos toman de la mano para acompañar a Nemesia a que nos interprete tocata y fuga de Bach, con las notas de un Yamaha posmoderno; también por los delirios de un cónsul, preso de su corrupción y de sus ansias de seguir el juego del desprestigio; por los tupidos bosques de aguacate del cielo en el que un Ángel y una Guadalupe se amaron, bajo el calor del infierno convertido en bolsas de basura y con un muñeco (acaso, el elegido, acaso Luzbel, acaso un vudú), como consorte de su relación; por la elefantiasis de Nicolás, queriéndose meter dentro de su auto, que nos recuerda a un Julio Cortázar intentándose meter en las peceras de su fantasía. Son textos también que nos acompañan la caminatas de una chica material, con deliberaciones de escritora en un lugar en el que si no se plagia o se intertextualiza ¿con permiso de la academia?, no se obtiene ningún reconocimiento literario o peor aún, ninguna satisfacción por relatar. Dorelia nos hace viajar por la vara de un pescador, quien al percatarse que sus pescados se han convertido en poemas y tatuajes, escucha la voz de su mujer quien le advierte que la cena se enfriará otra vez. Tras estos 11 textos, se aterriza vertiginosamente a observar cómo se doma un león edípico: no con la vagina entrante sino con la saliente, es decir, a esa a la que hay que obedecer.
Fragmento de la reseña de Francisco Alejandro Méndez en la web Dorelia Barahona
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